lunes, 26 de diciembre de 2016

MICHÈLE CERRÓ LOS OJOS

la actriz Michèle Morgan



Michéle Morgan (29 de febrero de 1920, 20 de diciembre de 2016), cuyo verdadero nombre era Simone Rousell, había nacido con el mar dentro de los ojos. Espectadores, críticos, directores y compañeros de interpretación cayeron rendidos a aquella mirada de azul cristalino que les atravesaba como una flecha. La hija de un empresario de perfumes conoció la fama en 1938 gracias a su interpretación en "El muelle de las brumas", entonces tenía 17 años. "¡Ah!, esa mirada", "Pupilas de la nación", "La Garbo francesa", y otras frases parecidas volaron apresuradas de la pluma de los críticos a los titulares de prensa. 
            Pocos cinéfilos de hoy recuerdan  que Michèle Morgan fue la primera actriz en recibir el premio de interpretación femenina en Cannes por su papel en "La sinfonía pastoral" (1946), adaptación cinematográfica de la novela de André Gide.  
            Con más de 70 películas en su filmografía, una efímera incursión en Hollywood,  y tras haber trabajado bajo las órdenes de uno de sus maridos, el director Gérard Oury, y otros tantos maestros como René Clair, Claude Lelouch o Claude Chabrol, los ojos de océano cambiaron el cine por la paleta de colores. Michèle Morgan dedicaría sus últimos años a la pintura. Al final de su carrera, recibiría el César de honor y el León de Oro por toda su carrera.

            En estos días, sus antiguos compañeros recuerdan su generosidad, su gran modestia y su cariño incondicional hacia el público que la adoraba. Sin embargo, de todas las páginas que le dedicaron los periódicos el 21 de diciembre con motivo de su fallecimiento a los 97 años, me quedo con una frase atribuida a la actriz en su autobiografía "Avec ces yeux-là" ("Allí con estos ojos") y que me llega como una pena antigua, como un dolor del que la actriz se sintió siempre prisionera: "Todos hablaban de la belleza de mi mirada, pocos mencionaron la calidad de mis interpretaciones." 

jueves, 15 de diciembre de 2016

EL PINTOR DE LAS "MANZANAS DE COCINA"

Cesto con manzanas, 1893.


            Se cuenta que cuando le presentaron a Manet le dijo: "Perdone que no le de la mano, Monsieur Manet, pero hace una semana que no me la lavo." Y es que Cézanne, orgulloso de ser provinciano, detestaba profundamente los valores de la sociedad burguesa de París que Édouard Manet representaba en sí mismo. Eran tiempos de abundancia, de ópera, cafés, dandis y cabareteras, donde la caridad era un hobby social, y el arte satisfacía la vanidad de los mecenas. Pero también fue la época de una larga lista de escritores y artistas: Lautréamont , Zola, Verlaine, Rimbaud, Gauguin, Van Gogh o Fantin- Latour, creadores solitarios, algunos suicidas,  depresivos  y misántropos, la mayoría.
            Paul Cézanne procedía de una familia adinerada de origen italiano. Su padre era banquero en la ciudad de Aix-en- Provence (a 30 kilómetros de Marsella) donde nació el pintor en 1839. Paul recibió una esmerada educación humanista. Comenzó a estudiar Derecho, estudios que abandonó para dedicarse a la pintura. En 1861, se traslada a París y en el Louvre pasará horas estudiando a los artistas clásicos. En la Academia Suiza conoce a Pisarro, quien le descubre la pintura al aire libre y los colores vivos, además de introducirle en el Café Guerbois donde contacta con la vanguardia artística, encabezada por "la pandilla de Manet": Guillaumin, Degas, Monet, Sisley, Renoir y Pisarro, entre otros.
            En 1874, Cézanne, participa en la primera exposición colectiva de los impresionistas en el estudio del fotógrafo Nadar, y en 1987 expone en otra colectiva del grupo. Sin embargo, las críticas que recibió su pintura tildada de infantil, tosca y primitiva, provocan que el pintor se aleje para siempre de los circuitos artísticos.
      
Paul Cézanne


      En 1886 contrae matrimonio con su compañera Hortense y se trasladan a vivir durante un tiempo a L'Estaque. Este hombre colérico, depresivo, paranoico y egocéntrico, a quien no le sobraban los amigos, rompe para siempre su relación con su amigo de la infancia, Émile Zola, cuando este publica "La obra" (1889). Novela en la que uno de sus personajes, Claude Lantier, es un pintor que lucha contra el mundo y contra sí mismo para crear una obra genial, pero que en su locura acaba suicidándose.
            En 1900, Cézanne se recluye definitivamente en Aix-en-Provence, su ciudad natal, con el propósito de encontrar su propio camino. Este exilio artístico agudizará su mal carácter a los ojos de sus colegas impresionistas y el público parisino. En su taller, de manera obsesiva y metódica, se vuelca en el estudio de la forma y el color, dos elementos básicos en su pintura. Sus experimentos le llevan a descubrir que "el dibujo y el color no son diferentes. A medida que se pinta se va dibujando." Y cuanto más exacto sea el color de lo que se pinta, con más precisión aparecerá su forma.  Este principio marcará su estilo, y esa búsqueda será incesante y agotadora en unos lienzos que no plasmarán grandes temas, ni buscarán la originalidad. La emoción quedará relegada de su pintura, pues el sentimiento es incompatible con la objetividad. El artista trabajará con ahínco,  sin alegría, buscando la riqueza interior de la naturaleza desde todos sus ángulos. En sus últimos años, un viejo y desaliñado Cézanne, a quien los chicos seguían para tirarle piedras como a un perro, se metía en su atelier para regresar una y otra vez a sus bodegones, a las escenas de bañistas, y a los paisajes de su Provenza natal, siempre con la misma sensación de fracaso por no haber logrado lo que pretendía. En sus cuadros, el pintor descubrirá que la realidad está definida por formas simples, contundentes, geométricas. La naturaleza contiene esferas, pirámides o prismas.


            A raíz de su primera exposición  individual en 1895, organizada por Vollard, ya casi al final de su vida, su obra comenzó a ser valorada. La gran exposición organizada en el Salón d'Automne, en 1907 (un año después de su muerte), fue un revulsivo para las generaciones posteriores. Los jóvenes fauvistas y cubistas, lo considerarían el precursor del arte abstracto contemporáneo. "Cézanne era mi único maestro. Era el padre de todos nosotros", reconoció Picasso.
Bañista con los brazos abiertos, 1877-88


            Dio la casualidad que el poeta Rainer Maria Rilke acudió a aquella exposición póstuma. La obra del pintor le causó tal impresión, que después la visitaría todos los días, y le relataría a su mujer, Clara Westhoff, en diferentes cartas, aspectos sobre la vida y el arte del pintor. En sus Cartas sobre Cézanne escribe: "Cuanta pobreza tienen en él todos sus objetos: las manzanas, son todas manzanas de cocina y las botellas de vino parecen hechas para los bolsillos deformados, agrandados de abrigos viejos."


miércoles, 14 de diciembre de 2016

EL REY DEL TABACO

"El Rey del Tabaco". Ilustración de Yenny Delgado Batista.


"Que de repente, mi padre, sin alterarse ni nada, empezó a mirar el habano muy despacio, con la seguridad de que lo que agarraban sus dedos de la mano derecha más que un cigarro fuera oro, y con la misma calma de antes contestó: ¿Sabes lo que pasa, italiano? (...)."

(El Rey del Tabaco. "Puro Cuento". Ed. Baile del Sol) 




martes, 13 de diciembre de 2016

HABLAR DE MÁS

"Hablar de más". Ilustración Yenny Delgado Batista.


"Pero mi tío no venía solo, agarrado de su brazo sonreía una mulata menuda, con los labios pintados, tan encarnados como la rosa que mi tío llevaba en el saco."

(Hablar de más. "Puro cuento". Ed. Baile del Sol) 

miércoles, 7 de diciembre de 2016

EXPULSADOS




Hacia adónde iremos, padre, cuando no queden vallas de espinas ni muros que saltar.
La llave que traes de nuestra casa, ¿abrirá otra puerta?
¿Me esperan allí mis amigos?
¿Cuándo llegaremos?  
Pero, ¿adónde vamos, padre?
¡Háblame!
Cómo se llama ese lugar.

COMPAÑEROS DE GUERRA

"Compañeros de guerra". Ilustración de Yenny Delgado Batista



J. ―¿Infierno, dices? Madrid ya es el infierno, Ernest. 

(Fuente: No revelada. Extracto de la conversación que mantuvieron el 23 de abril de 1937 en el Hotel Palace de Madrid, los dos escritores norteamericanos, Ernest Hemingway y John Dos Passos.  Amigos íntimos y simpatizantes de la causa republicana, ambos trabajaron como corresponsales durante la Guerra Civil Española. Su amistad se quebró definitivamente tras la desaparición del amigo y traductor de Dos Passos, José Robles Pazos.)

(Compañeros de guerra, Puro cuento, Ed. Baile del Sol, 2016)

martes, 6 de diciembre de 2016

YO TARZÁN, TÚ STALIN

"Yo Tarzán, Tú Stalin" Ilustración de Yenny Delgado Batista


"Si no hubiera hecho carrera política, probablemente se hubiera dedicado al cine, pero la vida real le dio la oportunidad de interpretar el papel de asesino de masas, y no cabe duda de que Stalin bordó el personaje. (...)"


(Yo Tarzán, tú Stalin. "Puro Cuento". Ed. Baile del Sol, 2016) 

lunes, 5 de diciembre de 2016

LA REVOLUCIÓN

"La revolución" Ilustración de Yenny Delgado Batista

"Carajo, Novelitas, no me diga que las ratas le dan miedo. Yo que pensaba llevárselas a su madre para que le hiciera esta noche caldo -y mirándome, se detuvo en mis viejos pantalones-, pero ya veo que el agua se la echó encima como un niño ruin." 

(La Revolución. "Puro Cuento". Editorial Baile del Sol, 2016)

domingo, 4 de diciembre de 2016

sábado, 3 de diciembre de 2016

RESIGNACIÓN DIVINA

Ilustración de Yenny Delgado Batista




"La luz de una mañana lluviosa apenas atraviesa el cielo. Los árboles del patio de recreo se mecen en una bruma melancólica que siente como propia. Es octubre. Qué puede esperarse de un mes esquinado y viejo como él.
Un solo pensamiento le mortifica desde hace ya un tiempo largo y, ni la oración ni el ayuno han podido disipar de su alma ese cansancio definitivo. (...)"



(Resignación Divina. "Puro Cuento". Ed. Baile del Sol, 2016)

viernes, 2 de diciembre de 2016

EL FORASTERO

Ilustración de Yenny Delgado Batista

"Entre la una y las dos de la madrugada, un reguero de sombras cercó la casa. Las antorchas borrachas de petróleo y fuego cruzaron raudas el cielo sembrado de estrellas. La casa de la cuesta se oía crujir con la furia de la hojarasca seca. Los perros con el miedo enroscado en el rabo ladraban aterrorizados hacia las llamas... (El forastero. Puro Cuento. Ed. Baile del Sol, 2016)



jueves, 1 de diciembre de 2016

SI ME QUIERES ESCRIBIR, YA SABES MI PARADERO









Querida Madre te mando mi retrato para que puedas mirarme de soldado que está luchando para lo que no pueden hacerlo. Tu hijo que te quiere y que te verá bien pronto. 
Julio

Julio Fombel, 1936

martes, 22 de noviembre de 2016

"PURO CUENTO" Ed. BAILE DEL SOL

            


Yolanda Delgado Batista.

El relato es una sacudida eléctrica, un calambre que paraliza al lector durante un instante muy breve. Los personajes y el escenario vienen dados. Pertenecen a historias que de alguna manera viví, otras me las contaron o están sacadas de noticias publicadas en los periódicos; y algunas, por qué no confesarlo, las escuché sin permiso. Acontecimientos y voces, que por alguna razón inexplicable, se instalaron en mi imaginación, invadieron mi tranquilidad y no cesaron de saltar hasta que replegándome a sus caprichos, las traje a la superficie. Pero una vez que sus personajes quedaron satisfechos, dijeron sin mirar atrás: "Adiós y buena suerte".

Cubierta. Ed. Baile del Sol.

            Los relatos contenidos en este libro suceden en varios lugares. Unos bien definidos, otros no pertenecen a ninguna geografía; algunos son muy breves, pero incluso estos, aparentemente más humorísticos e inverosímiles piden una segunda lectura como enseguida se percatará el lector. Entre bromas y veras, he pretendido acercarme a la contradictoria belleza de amor y desamor que encierran las relaciones humanas en todas sus variantes.

             Más ambicioso por mi parte ha sido pretender acercarme al espíritu volátil que late bajo cualquier forma de narrar, ese pálpito que empuja a los hombres a contarse a sí mismos de qué va el juego de vivir. "Seguiremos debiéndonos afligir con esa palabra "literatura", lo que es y lo que pensamos que sea (...) Pero alegrémonos de que acabe por escapársenos, por nosotros, porque siga viva y nuestra vida se una con la suya en horas en las que intercambiamos el aliento con ella", dijo Ingeborg Bachmann. Hasta ahora no he encontrado una explicación mejor que resuma con tanta intensidad lo que todo escritor anhela cuando esculpe con palabras universos inventados. Serás tú, lector, el único que valore si he conseguido mis propósitos. 


martes, 8 de noviembre de 2016

LA PERSPICACIA DE HUMPTY DUMPTY






Cuando yo uso una palabra insistió Humpty Dumty con un tono de voz más bien desdeñosoquiere decir lo que yo quiero que diga, ni más ni menos.  
La cuestión es –dijo Alicia– si puedes hacer a las palabras significar cosas diferentes.
 —La cuestión es –repuso Humpty Dumpty– quién va a ser el amo. Eso es todo.

                                      Alicia a través del espejo. Lewis Carroll.

sábado, 5 de noviembre de 2016

CUANDO HITLER ROBÓ LAS PALABRAS



Todos los totalitarismos roban las palabras. Las prohíben, las destrozan, las violan con la prepotencia que otorga la maldad. Todos los totalitarismos inventan un lenguaje propio, uniforman el pensamiento, infectan de odio el habla de los ciudadanos. Como Lenin, Stalin o Mussolini, también Hitler nacionalizó la "no libertad de expresión". 
A cada alemán le colocó una mordaza, le despojó de su esencia como individuo y se le obligó a levantar el brazo en honor al "Redentor de Alemania". Se escribieron eslóganes y se escogieron los símbolos de esta nueva religión: "banderas de sangre", la cruz virada con las puntas rotas en el brazo de los auténticos alemanes; la estrella amarilla en el pecho de los judíos.
         Los altavoces gritaban en todas las calles, en todas las esquinas se oía la voz del Führer y de Goebbels, su ministro de propaganda. Discursos sentimentaloides que hablaban de la salvación de la patria, de la heroicidad de quienes luchaban por Alemania y daban su vida por Hitler. Los discursos estaban repletos de palabras peligrosas: nacionalsocialismo, sistema, Estado, surgimiento, raza aria, judíos… Jóvenes y ancianos asimilaron de forma natural "todo el rosario nazi". La tendencia era ensordecer al individuo con el colectivismo. «Pueblo» se emplea tantas veces al hablar y escribir como la sal en la comida; a todo se le agrega una pizca de pueblo, escribió Victor Klemperer ( Landsberg 1881-Dresde 1060) en su obra "LTI. La lengua del Tercer Reich. Apuntes de un filólogo" (Ed. Minúscula. Traducción de Adan Kovacsics).
         Para entonces (agosto de 1933), al catedrático de francés lo habían expulsado de la Universidad de Dresde por judío,  consecuencia de la depuración del funcionariado. Se le prohibió la entrada a las bibliotecas y la posesión de libros escritos por autores no judíos.
       Victor Klemperer estaba casado con una mujer «aria», la pianista Eva Schlemmer. Entre 1933 y 1945, el matrimonio resistió con dolor y estoicismo la exclusión, los insultos, la marcha y la desaparición de sus amigos, la enfermedad, la persecución, la pobreza y la guerra. Ya no soy alemán y ario sino judío, y tengo que agradecerles que me dejen con vida, confiesa en una página de sus diarios.
      El "judío Klemperer" (esa era la forma de presentarse ante la Gestapo) continuó escribiendo al tiempo que trabajaba de peón en una fábrica de plantas medicinales, y lo hizo mientras huía para salvar la vida.  Sus obras y sus artículos eran rechazados una y otra vez en el país que no quiso abandonar. La escritura se convirtió en su salvavidas, a pesar del peligro al que se exponía él, su esposa y la cirujana Annemarie Köhler, quien custodió los textos del escritor y los puso a salvo de la Gestapo y de la guerra. Escribir le ayudó a situarse por encima de las circunstancias y observar la realidad con sus herramientas de filólogo.
         En la Lingua Tertii Imperii (LTI) analiza con claridad meridiana cómo las mentiras y la demagogia de la biblia hitleriana del Tercer Reich, Mi lucha, y sus apóstoles contaminaron los carteles en los comercios, las conversaciones cotidianas de la gente, inclusive entre los que eran judíos. Influyó a la hora de elegir el nombre de los recién nacidos o en el lenguaje grandilocuente de las necrológicas. La sombra del fanatismo (palabra en aquella época sinónimo de «apasionamiento») fue alargada. Encontró eco en la literatura, en los textos apolíticos y por supuesto, en los medios de comunicación que con tanta eficacia difundieron el mensaje de odio contra la raza judía, "moral e intelectualmente inferior". La LTI "se apoderó de todos los ámbitos, públicos y privados". Creo que en el futuro, cuando se pronuncie la palabra «campo de concentración», se pensará en la Alemania de Hitler, única y exclusivamente en la Alemania de Hitler…

      Sus textos lograron ver la luz, continúan traduciéndose en todo el mundo. A pesar de lo que pensaba el autor, tanto esfuerzo, tanto dolor personal, sí mereció la pena. Gracias al testimonio de Victor Klemperer y a muchos como él, las mujeres y los hombres de hoy sabemos que héroes son quienes "realizan actos positivos para la humanidad", y nadie tiene derecho a robarnos las palabras. Jamás.

viernes, 28 de octubre de 2016

NOVIEMBRE ES "PURO CUENTO"



Cubierta. Ed. Baile del Sol, 2016


"En general, todos se alternan y se suceden con armonía contradiciéndose o completándose, agitándose o confrontándose sutilmente en orden a conseguir una atmósfera común que transporta al lector poco a poco a otra realidad que nada tiene que ver con las de los cuentos por más que crea que sigue prendido de ellas."
(Julio Llamazares en el prólogo de "Puro Cuento")

domingo, 9 de octubre de 2016

LOS "BOOMERS"






Pertenezco a la generación de los boomers. En la década de los sesenta y setenta, procrear fue un puro frenesí como el Cha cha chá. 
La gente tenía facilidades; hasta el alma se podía pagar a plazos.
Bautizaron aquel fenómeno con un nombre explosivo: Baby Boom. La pólvora que se las prometía estallar en fuegos multicolores, acabó en un petardeo mediocre.
        Los boomers debajo del brazo trajimos problemas. ¿Nacimos en mal momento o es que el tiempo venía con tara? Colapsamos los colegios y las monjas nos llevaron a la capilla a rezar por la salud del dictador. Después de un par de rosarios, Francisco estiró la pata. 
       Por edad, todavía no llegamos a disfrutar del todo la alegría generalizada. Escuchábamos canciones y frases que hablaban de libertad, sin duda. Como las matronas, aquellos eslóganes asistieron el parto de la Democracia.
        Poco a poco, a los boomers nos empezó a crecer el vello y los pechos.
        Una tarde, un mostachudo con pistola se coló por la televisión de nuestras casas. Había entrado en el Congreso disparando al cielo. 
        «¿Es grave?» Mis padres salieron a la carrera al supermercado y regresaron con latas de leche condensada, legumbres, aceite y rollos de papel higiénico para varios años. No tuve necesidad de preguntar dos veces. Fue la primera vez que en mi casa entró una pata de jamón. 
        El cielo no se derrumbó. El terror huyó saltando por la ventana. Poco después, "Puedo prometer y prometo" le dijo a los españoles que tiraba la toalla. Aunque ahora son pocos los que parecen acordarse, en aquel momento al Presidente le pusieron a caldo. En su lugar, entró otro con cabeza de huevo y gafas de pasta gorda. Sobre este si es verdad que cayó el olvido.



        Para cuando los socialistas llegaron al poder, los boomers ya estábamos en la universidad. No había becas para todos. Allí conocimos los números clausus y la decepción. Nos vimos obligados a escuchar las clases sentados en el suelo del aula y de los pasillos. El primer año fue una pérdida de tiempo. Durante seis meses protestamos a favor de las reivindicaciones de los profesores no numerarios (PNN). En aquella ocasión, la sentada en el suelo fue porque quisimos. La performance sirvió para dejarnos el culo frío. Algo parecido había ocurrido ya. La mayoría votó no a la OTAN y aconteció lo contrario de lo expresado. En esto, en lo de protestar y conseguir cambios, los franceses y los británicos continúan llevándonos mucha ventaja.
       
        En la biblioteca leí Rayuela, Cien años de Soledad y Pedro Páramo. Los profesores parloteaban de MacLuhan, de Vladímir Propp y de la Gestalt como si nos descubriesen un continente nuevo. Íbamos a convertirnos en pioneros de la comunicación y la mayoría acabamos hechos unos piononos. El viento fue borrando la ingenuidad de cada una de nuestras facciones.
        A pesar de todo, creí que Monseñor Cardenal pondría en su sitio a la curia romana. Lo mataron antes.
       
       Llegamos demasiado pronto o demasiado tarde a casi todas las ayudas, pero aprendimos a aceptarnos con nuestras idas y venidas. Quisimos cambiar el mundo y el mundo pasó de largo. En muchos sentidos somos otra generación perdida. Creo que el término "invisible" nos define mejor. 
        Ahora, cuando ya tenemos una edad en la que hacemos nuestras apuestas con el tiempo, cuando empezamos a decir adiós a nuestros padres, cuando nuestro rostro, poco a poco nuestros labios se van desdibujando hacia abajo, los economistas amenazan con que nos jubilaremos sin un chavo. Queda comprobado que las cuentas no salen con los boomers. Por alguna razón inexplicable, los números nos guardan rencor.

viernes, 26 de agosto de 2016

EL MENSAJE DE BERTRAND RUSSELL (1959)



"RECUERDEN SU HUMANIDAD Y OLVIDEN EL RESTO. ¿CUÁL ES EL OBJETO DE PELEAR POR CREDOS Y RAZAS SI A FIN DE CUENTAS LO QUE ESTÁ EN JUEGO ES LAS SUPERVIVENCIA DEL HOMBRE?
SI HAY UNA TERCERA GUERRA MUNDIAL, NO HABRÁ VENCEDORES NI VENCIDOS, Y LA CUARTA, VOLVERÁ A SER DE ARCO Y FLECHA." 

domingo, 24 de julio de 2016

DIME QUE ESTOY EQUIVOCADA, POR FAVOR







Millones de soldados andan por las calles del mundo cazando  monigotes animados. 
Cuando el juego se vuelva aburrido, ¿quiénes serán sus próximas víctimas? 
Dime que estoy equivocada.





Esta imagen es un ejemplo de la preocupante frivolidad que padece una parte del mundo.

Por favor, dime que estoy equivocada.


sábado, 18 de junio de 2016

EL LORO DIÓGENES DICE...



El loro Diógenes dice: 



  • Es cierto: en la televisión se ha perdido el sentido del humor, y sin embargo, se ha desarrollado un magnífico sentido del impudor. 


  • Los chavales, mujeres y hombres del mañana, ya no tendrán que estudiar ni Filosofía, ni Literatura, ni cualquier otra asignatura de Humanidades. Nos basta con que aprendan a votar correctamente cada cuatro años. 

    •  Ni izquierda, derecha, ni centro. España es como Rebelión en la granja. Gane quien gane, los cerdos detentarán el poder. 

    • Hemos vuelto a la Edad Media. Los ciudadanos inferiores no tienen dinero para comprar bienes. Los grandes señores siguen amasando fortunas y heredando los puestos de responsabilidad, mientras la Iglesia continúa en su papel de apuntador de teatro.  

    • Los genocidas nazis si no han muerto y llegan a ser juzgados, cumplen penas de trámite.  

    • Trump es una trampa muy convincente. 

    •  El brillante Nicolas Sarkozy ha tenido palabras de liberté, egalité et fraternité: Europa debe financiar campos de "concentración" en el Norte de África. 

    • Unos padres abandonan a un niño en un bosque para que aprenda a ser bueno. ¡Qué bondad hay en esos padres...! 

    • El mundial de fútbol se está jugando en las calles convertidas en campos de odio.

    • ¿Quién dijo que la novela había muerto? Los que han muerto son los novelistas. 

    • Se buscan astronautas para ir a Marte. El ambiente en la Tierra es irrespirable. 


      

    miércoles, 15 de junio de 2016

    RICHARD FORD. PRINCESA DE ASTURIAS DE LAS LETRAS 2016





    Richard Ford, Premio Princesa de Asturias de Las Letras 2016, está considerado por la crítica internacional como uno de los mejores y más representativos escritores vivos de Estados Unidos. El mejor escritor en activo en este país, lo definió en una ocasión su mejor amigo, el malogrado escritor, Raymond Carver. Desde su primera novela, Un trozo de mi corazón (Anagrama, 1992), el estilo de este escritor se ha inscrito dentro de una de las corrientes narrativas tradicionalmente americanas, la misma que siguieron Mark Twain, Fitzgerald o Hemingway.

    Ford (Jackson, 1944) que como el creador de Huckleberry, nació y creció bajo la mirada sureña del Mississipi, siente al igual que aquel, cierta afinidad y comprensión hacia los hombres y mujeres invisibles que escriben la historia de América. La obra de Ford carece de la ironía de Twain pero comparte el mismo escepticismo con el que se juzga los convencionalismos que van en contra de la libertad individual. La idea de pertenencia a cualquiera de los grupos socialmente definidos por las relaciones familiares, la raza, la religión, la profesión, las aficiones deportivas o el color de las ideas políticas será positiva en la medida que nos crean la ilusión de ser queridos y valorados por el resto de la comunidad. Al mismo tiempo sucede que sus miembros esperan del individuo respuestas “grupalmente” aceptadas pero en algunas ocasiones, y por muy diversos motivos, los individuos no estamos dispuestos a dar. Esta autoafirmación de la identidad individual por encima de todo produce un profundo desasosiego, un estado de incertidumbre y desamparo, del que solo podrá salvarnos un relativo escepticismo.

    Ya no tengo muchas cosas en común con ellos, y tanto ellos como los demás me invitan a muy pocas fiestas. En la ciudad, la gente sigue siendo simpática pero distante, y yo les considero buena gente, conservadores y honrados.
    He comprendido que no es fácil tener a un divorciado por vecino. En él anida el caos... la naturaleza oscura del sexo que cuestiona el contrato matrimonial. La mayoría de la gente cree que tiene que tomar partido, y siempre es más fácil elegir a la mujer.” (El periodista deportivo)


    Este estado de ánimo que se desprende de la literatura Ford la encontramos en escritores europeos como Chéjov o Camus, con los que el autor comparte ese amor a la libertad individual, cargada de contradicciones. Sus personajes soportan una gruesa columna de melancolía cuando sacan cuentas de la vida que cada uno de ellos proyectó en un momento determinado, y la que realidad en la que se encuentran inmersos. Es lo que Camus afirma por boca de Jacques Cormery, en su novela póstuma El último hombre: - Yo la he amado (la vida), la amo con avidez. Y al mismo tiempo me parece horrible, y también inaccesible. Por eso creo, por escepticismo. Sí, quiero creer, quiero vivir, siempre.

    Este mismo sentimiento se desprende de la literatura de Ford cómplice de personajes fracasados que se desenvuelven como pueden en una América anónima y anodina, convencidos de que aunque la vida entera es incertidumbre y azar, el viaje merece la pena continuarlo hasta el final, quizás se presente una oportunidad de cambio.

    Bascombe, el protagonista de El periodista deportivo, se sincera consigo mismo en un momento en el que quiere iniciar una conversación seria con su hijo:


    Aunque en lo que se refiere específicamente a él, deseo de todo corazón poder hablarle desde un lugar más establecido - del modo en que le hablaría Charley si fuera su padre de verdad-, en lugar de hacerlo desde esta constelación de estrellas entre las que orbito y me deslizo con suavidad. De hecho, si pudiera verme ocupar un punto fijo en lugar de estar en un proceso (la esencia del Periodo de Existencia), las cosas podrían ir mejor para nosotros dos; yo y mi hijo el ladrador.


    Ford prefiere el universo masculino. Como Hemingway, los hombres, viriles y desarraigados, evalúan constantemente la cantidad de energía invertida en sus diferentes actividades y los resultados obtenidos tanto en sus parcelas profesionales como en sus decisiones relacionadas con el amor. Con frecuencia se encuentran en el dilema de tropezar con una mujer más atractiva que con la que comparten sus vidas. La seducción se les antoja entonces como una tentación irresistible y sólo cuando consiguen el trofeo tan deseado, optan por ser muy resbaladizos si tienen que comprometerse porque su experiencia pasada ya les resultó demasiado amarga. Esto le sucede a Frank Bascombe en El periodista deportivo (Círculo de Lectores, 1992), y cinco años más tarde en El día de la Independencia (1997). El escritor repite este dilema en algunos relatos incluidos en De mujeres con hombres (Anagrama, 1999). 


    El héroe de El periodista deportivo anhela construir una vida mejor y para ello rompe radicalmente con el pasado. En El día de la independencia, Bascombe convertido ahora en un ex-escritor, un ex-periodista, un ex-marido, y en un ex-amante, asume de forma voluntaria la soledad, premisa indiscutible para lograr la verdadera independencia. Busca la redención en una nueva profesión, mientras se esfuerza por recuperar el amor del único hijo que le queda antes de que sea demasiado tarde. Se vislumbra por tanto la capacidad del hombre por acercarse a una felicidad que a veces depende de uno mismo.



    La elección de la primera persona es la voz más frecuente en Ford. Amigo del tono brusco, el lenguaje rápido y descriptivo, consigue dar una naturalidad espontanea a las situaciones que narra; recursos que también frecuentaba su amigo Raymond Carver. Para ambos escritores la realidad no se pinta ni más dulce ni más cruda. El valor de su estilo es que hacen que la realidad misma fluya, se pone en evidencia de la mano de unos personajes invisibles que se enfrentan a problemas corrientes. La atmósfera del desencanto cae por su propio peso. Llamémosle entonces “literatura de lo cotidiano” y abandonemos para siempre la calificación de “realismo sucio”, ya que no hay de obsceno en mostrar una realidad que pertenece a millones de personas. 

    LAS EDITORAS NORTEAMERICANAS DE "ULISES" DECLARADAS CULPABLES


    The Little Review. Vol. 4, Nº 10. Febrero, 1918.


    Margaret Anderson, editora de la revista The Little Review sobre Ulises:

    "Es lo más bello que podamos tener. Lo publicaremos aunque sea el último esfuerzo que hagamos en nuestra vida."

    John S. Sumner, secretario de la Sociedad para la Prevención del Vicio de Nueva York, leyó el capítulo Nausicaa, publicado en julio-agosto de 1920. Las editoras de la Little Review, Margaret Anderson y Jean Heap acabaron en los tribunales el 14 de febrero de 1921. 



    Little Review, Vol 7.No 2. Julio-Agosto, 1920.
    Llegó el momento de leer los pasajes considerados obscenos, seleccionados por Sumner. Uno de los tres jueces que compusieron el tribunal sugirió que no fueran leídos en presencia de Margaret Anderson.

    "Pero si es la editora ...", dijo John Quinn, el abogado defensor.
    "Estoy seguro -replicó el juez- que Mrs Anderson no se daba cuenta del significado de lo que estaba publicando."


    Anderson y Heap fueron declaradas culpables y condenadas a pagar 50 dólares cada una por haber publicado obscenidades.



    martes, 14 de junio de 2016

    ORWELL SOBRE ULISES / G. ORWELL ABOUT ULYSSES



    "Se atrevió - pues es asunto de atrevimiento tanto como de técnica- a poner al descubierto las imbecilidades de la mente interior... El efecto es disolver, al menos momentáneamente, la soledad en que vive el ser humano."
    George Orwell (Inside the Whale, 1940)


    "He dared — for it is a matter of daring just as much as of technique — to expose the imbecilities of the inner mind... The effect is to break down, at any rate momentarily, the solitude in which the human being lives."

    martes, 17 de mayo de 2016

    CULOS

    "(...) Es el plebeyo, el demócrata de base y el cosmopolita entre las partes del cuerpo, en una palabra, el órgano quínico elemental. Él suministra la sólida base materialista. En los retretes de todos los países de caballeros está en su casa. La internacional de los culos es la única organización que abarca el mundo, organización que renuncia a estatutos, ideologías y aportaciones de sus miembros.

        Eulenspiegel caga en una casa de baños pensando que era una
                 casa de limpieza. Xilografía del Libro Popular, 1515.
                                                            

    No tiene que apelar a su solidaridad. Jugando, el culo vence todas las fronteras, a diferencia de la cabeza, para la que las fronteras y las posesiones significan mucho. Sin objeciones se acurruca en esta o aquella silla. A un culo no corrompido no le impone especialmente la diferencia entre un trono y un retrete de cuclillas, un banco o una santa sede. Incluso puede ser el suelo, si no quiere estar más de pie, una vez cansado. Esta inclinación a lo elemental y a lo fundamental predispone al culo particularmente a la filosofía. (...)



                       (Peter Sloterdijk. Crítica de la razón cínica. P.237. Ed. Siruela; Biblioteca de Ensayo, 2007)

    jueves, 5 de mayo de 2016

    TAXISTA DE NOCHE, ESCRITOR DE DÍA



    Gaito Gazdánov



    "Comenzaba a pensar que aquella pacífica ausencia de pensamiento, podría explicarse, obviamente, a causa de varias generaciones cuyas vidas enteras equivalían a un deseo casi consciente de deliberado empobrecimiento intelectual, encaminado hacia el "sentido común", así como el rechazo de la duda o el miedo por las ideas novedosas; y este miedo era tan poderoso en un tendero de mediana edad como en un joven profesor universitario."
                                                                                      Caminos Nocturnos



                En 1919 estalló la Guerra Civil y Gaito Gazdánov, con 16 años, se unió al Ejército Blanco del general Wrangler, finalmente derrotado por los bolcheviques. Junto a más de 150.000 refugiados, huyó de Rusia en 1920 atravesando el Mar Caspio hasta Constantinopla (hoy Estambul) donde fue realojado en el campo de desplazados de Gallipoli.
                            
               Georgi Ivánovich Gazdánov nació en 1903 en San Petersburgo en el seno de una familia de clase media originaria de Osetia. Su padre era inspector forestal, profesión que le llevó a trasladarse continuamente junto a su familia por distintos lugares del imperio ruso. Fue un niño precoz, devorador de literatura seria e interesado por la filosofía. En Constantinopla y poco después en Bulgaria, continuaría con sus estudios.
                En 1923 llegó a París sobreviviendo con trabajos tan diversos como descargando barcazas en Saint-Denis, limpiando locomotoras, como operario en los talleres Citroën y durante tres meses, en las oficinas de la editorial Hachette. Vivió un tiempo en la calle hasta que encontró un empleo como taxista nocturno, profesión que ejerció desde 1928 hasta 1953, cuando entró a trabajar en Radio Liberty, una emisora anticomunista financiada por la CÍA.

                Su profesión de taxista le permitió asistir a la Sorbona, comenzar a escribir y convertirse en uno de los escritores jóvenes más interesantes de la emigración rusa. Por desgracia, en España no se le ha prestado todavía la atención que merece. Para ser justos, no debemos quejarnos, el lector puede adentrarse en su literatura a través de tres de sus obras más importantes: Una noche con Claire (Ed. Nevsky Prospects, 2011), Caminos Nocturnos (Sajalín, 2010) y El espectro de Aleksandr Wolf (Acantilado,2015). Esperemos que el tiempo nos traiga más libros.
                Gaito Gazdánov (utilizó siempre su nombre osetio) saltó a la arena literaria a finales de 1920, primero como autor de relatos cortos en un periódico ruso de Praga, Volya Rusii. Su primera novela, Una noche con Claire (1929), publicada por una editorial rusa en París, fue muy bien recibida por la comunidad rusa en el exilio, brindándole además la oportunidad de continuar publicando sus relatos en "Letras Contemporáneas", una de las revistas más prestigiosas de la diáspora. La crítica le comparó con Proust (autor, que según él mismo confesó, no había leído) y con su coetáneo Nabokov, otra de las promesas de la nueva literatura rusa, aunque uno y otro poco o nada tienen en común. Además, mientras el autor de Lolita dejó de escribir en ruso, Gazdánov nunca abandonó su lengua materna.


                Una noche con Claire es una obra autobiográfica intrincada en la tradicional corriente memorística rusa iniciada en el s.XVII y continuada dos siglos después por Lermontov (Un héroe de nuestro tiempo), Tolstoy (Infancia, adolescencia y juventud), Dostoievsky (Apuntes del subsuelo), Gorky (Autobiografía), Nabokov (Habla, memoria), Viktor Shklovsky (Literary Reminiscences) y otros muchos autores que hicieron de sus memorias materia de ficción.
                A través del protagonista de su novela, Gazdanov hace un viaje retrospectivo a los años de su niñez y juventud: las figuras del padre y de la madre; el dolor por la muerte de sus seres queridos; el descubrimiento de la naturaleza y del amor. Una vida que se verá interrumpida por el trauma de una guerra en la que se alistó como voluntario cuando todavía era un adolescente, cuando su padre muerto no podía darle consejos. "Quería descubrir qué era la guerra, se trataba de ese consabido interés por lo nuevo y desconocido. Ingresé en el Ejército Blanco porque me encontraba en su territorio, porque era lo correcto." Después vendría el obligado abandono de una patria a la que amaba para nunca regresar. París sería su destino, la ciudad donde vive la única mujer a la que amó. "Las orillas ardientes y el agua que me separaban de Rusia con el balbuceante y cada vez más real sueño con Claire."
                Antes de la II Guerra Mundial, el escritor publicó dos títulos más: La historia de un viaje (1938), y Caminos Nocturnos (1939-1941). Novela esta muy interesante en la que el protagonista, taxista de noche en la ciudad de París, hace un retrato, entre el desdén y la compasión, de la fauna que se mueve en el París noctámbulo, un "gigantesco espectáculo teatral" donde hasta el aire se encuentra "impregnado de una pobreza arcaica e ineludible".  Vagabundos, ladrones, proxenetas, prostitutas, camareros, taxistas y exiliados que como el propio Gazdánov, viven una vida esquizofrénica, muy distinta a la que abandonaron en Rusia, para quienes el alcohol se ha convertido en el único asidero.  




                Durante la II Guerra Mundial,  se unió a la resistencia francesa. Sus nuevas obras adoptan el género de thriller psicológico: El Espectro de Aleksandr Wolf y El Regreso de Buda, que cuando fueron traducidas al francés, la crítica halló ciertas analogías con la literatura de Camus por su trasfondo reflexivo sobre el destino personal, la responsabilidad de nuestras acciones, el amor o las consecuencias del azar que en unos casos conduce a la redención y en otro, a la destrucción.
                En El Espectro de Aleksandr Wolf, un periodista ruso, exiliado en París, lee por casualidad en un libro de relatos, un cuento que narra con una inquietante precisión el acontecimiento más amargo que experimentó durante la guerra: el momento en el que asesinó a un soldado enemigo. A partir de ese momento, el protagonista emprende la búsqueda de A. Wolf, el supuesto autor del libro.  
                Sus años como taxista concluyeron cuando entró en Radio Liberty, en 1953, primero como escritor-editor en Paris; después ocuparía distintos cargos que le llevarían durante una época a Múnich, ciudad en la que falleció de un cáncer de pulmón en 1971.



    El Montaparnasse ruso

                A partir de 1925, París se convirtió en uno de los centros neurálgicos de los diáspora rusa huida de la Revolución bolchevique. La Rusia Parisina era en número unos 45.000―, una comunidad mayor incluso que la de los americanos expatriados. Pero muy al contrario que éstos, la mayoría de los rusos llegaron a la "Gay Paree" como refugiados, buscando un empleo con el que sobrevivir, y no al encuentro de la inspiración artística, ni de las fiestas y juergas alcohólicas, los cafés, cabarets, la vanguardia, el "Jazz Age" de Gertrude Stein, Hemingway, Fitzgerald, Henry Miller o Anaïs Nin. La "Generación perdida" americana no estaba tan huérfana en comparación con los artistas rusos exiliados. Estos carecían de apoyos por parte del gobierno bolchevique, fueron silenciados y considerados traidores hasta la época Gorbachev, cuando por fin fueron restaurados.
    Ernest Hemingway con amigos en París. 1925
                En el periodo de entreguerras, la diáspora intelectual rusa se vio obligada a crear su propio microcosmos cultural. Algunos ya habían alcanzado cierta notoriedad en la Rusia prerrevolucionaria como Zinaida Gippius, Alexei Rezimov o Ivan Bunin (Premio Nobel 1933). A la sombra de estas personalidades surgió un grupo de escritores, conocidos como el "Montparnasse ruso" o "The Unnoticed Generation", como a ellos les gustaba denominarse.. El centro de este grupo poco cohesionado estaba integrado por Gaito Gazdanov, Boris Poplavsky, Yuri Felzen, Vasily Yanousky, Vladimir Varshavsky, Ekaterina Bakunina, Sergei Sharsun, Anatoly Schteiger y Nikolai Otsup.
                La mayoría habían abandonado Rusia siendo muy jóvenes, maduraron en Paris, entraron en la escena literaria a finales de las década de 1920 y mantuvieron una cierta identidad hasta la Ocupación, en 1940. A todos les unía el trauma de la guerra, el exilio y la falta de integración en una ciudad que les resultó siempre extraña, representativa de la desintegración de las esperanzas y los valores europeos durante el periodo de entreguerras y de la alienación del hombre en las grandes metrópolis.
                Los jóvenes asumieron el papel de herederos de la tradición rusa. La frase de Bunin "Nosotros no estamos en el exilio, estamos en una misión", articuló el sentir común. La mayoría de los autores continuaron escribiendo en ruso. Los rusos de Montparnasse navegaron entre la literatura de los maestros rusos y los discursos del Modernismo occidental.